Cambio climático; el otro reto en el mundo del vino.
Cambio climático; el otro reto
Otro reto al que se debe enfrentar la viticultura es el cambio climático y el calentamiento global. Aún quedan escépticos que dudan de este fenómeno, pero ninguno de ellos está en el sector del cultivo de la vid. Los registros de los viticultores mediterráneos atestiguan que las temperaturas medias anual en sus viñedos han aumentado un grado centígrado los últimos 40 años, y cómo en este periodo la vendimia se ha avanzado unos diez días por este motivo. Así lo constató Miguel A. Torres, presidente de Bodegas Torres, en una jornada sobre el calentamiento global que tuvo lugar en la Universidad Barcelona en 2012, al explicar durante el debate: «La viña es una planta muy sensible a la temperatura. Si la temperatura sigue subiendo, los vinos que elaboraremos serán distintos». Efectivamente, los vinos serán más alcohólicos—en algunos casos, su graduación ya ha aumentado 2º—, y tendrán un pH más alto y menor acidez natural. Para evitar este aumento de graduación y l pérdida de acidez y frescura, hay que adelantar la vendimia antes de que la uva alcance niveles de contenido de azúcar demasiado altos, con la consecuencia de que la planta aún no ha completado el ciclo de maduración natural y, mientras que la pulpa de la uva ya está dulce, el hollejo, las pepitas el raspón tienen aún taninos verdes que conferirán al vino gustos herbáceos un tacto áspero y secante. Además, las cepas sufren una mayor exposición a enfermedades y plagas. Para evitar en lo posible este fenómeno, ya se están plantando viñedos en mayores altitudes, en las que hace unos años no se contemplaba su cultivo.
Además, las bodegas están tomando parte activa en la lucha contra el cambio climático para disminuir la huella de carbono —la suma de gases de efecto invernadero emitidos— en la elaboración y posterior distribución de los vinos. A este efecto, se están adoptando medidas como la disminución d peso de las botellas, que conlleva menos fabricación de vidrio y un menor consumo energético en la distribución, y la sustitución de los combustible fósiles en las bodegas por calderas de biomasa que reutilizan el material vegetal residual: orujos, rapa y los restos de la poda, sarmientos y cepas muertas.
Otra consecuencia del cambio climático, aunque en este caso sea bien recibida, es la mejora de la calidad de los vinos elaborados en Inglaterra y el crecimiento de las plantaciones de vid en este país. Históricamente, la industria del vino inglés ha luchado contra un clima excesivamente frío y lluvioso, poco apropiado para los viñedos, pero en los últimos años se ha vis favorecida por veranos más cálidos y secos, que han mejorado las condiciones. Entre 1999 y 2009, la superficie del viñedo inglés creció casi un 40 %, hasta superar las 1 200 hectáreas, y su producción aumentó de 1,8 millones a 3,2 millones de botellas al año, según datos de la English Wine Producers Association. Como declaraba Nick Lander, crítico del Financial Times, en un encuentro celebrado en 2012, «el mundo del vino ahora es enorme y el vino procede de cualquier sitio: ¡incluso de Inglaterra!».
LDV