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¿Qué es Rioja?

Rioja es una región fisiográfica que abarca la comunidad autónoma de La

Rioja, el sur de Álava y parte de Navarra. Está situada entre las sierras de la

Demanda, al sur, y las de Oberenes y Cantabria, al norte, mientras que el Ebro

la cruza de oeste a este, con siete afluentes que forman valles ideales para el

cultivo de la vid. Rioja es la región vitícola más conocida dentro y fuera de

España.

De los romanos a la DOCa

Vitis vinifera llegó al interior peninsular procedente de la costa y se aclimató

en tierras donde se cultivaban ya las vides silvestres. Los romanos, al

establecerse en el alto valle del Ebro, propagaron y estimularon el cultivo de

las variedades viníferas. Siguiendo la vocación romana de dar a conocer su

sabiduría artesanal y satisfacer las necesidades de su propio consumo, las

legiones enseñaron a los indígenas las técnicas de vinificación que

practicaban. Se dice que las galeras llegaban por el Ebro a la antigua Varia —

probablemente, el actual barrio logroñés de Varea—, donde recogían el vino,

que era transportado a la metrópoli.

Más tarde, el cultivo de la vid aparece claramente documentado en el

medievo riojano, como atestiguan los cartularios de los monasterios de San

Millán de la Cogolla, Albelda de Iregua, Valvanera, etc. Por entonces, la

producción era floreciente, y la vinificación y el control de la calidad

quedaban garantizados por las ordenanzas municipales de Logroño.

Sin embargo, no fue hasta la segunda mitad del siglo xix, con la llegada de

la filoxera a Francia a partir de 1867, cuando el vino riojano, exportado al país

vecino, empezó a ser realmente cotizado y valorado, y a adoptar la

personalidad que hoy posee. En este punto, la historia de la Rioja moderna se

entrelaza con la de dos visionarios aristócratas: los marqueses de Riscal y de

Murrieta.

Camilo Hurtado de Amézaga, marqués de Riscal, había estudiado en París

y Burdeos, y se instaló en la Rioja Alavesa cargado de ideas, cepas y barricas

de roble nuevas. Por su parte, Luciano de Murrieta empezó su singladura

exportando los primeros barriles: el éxito de sus vinos en Ultramar prosiguió

en Europa, con varias medallas para sus vinos en las exposiciones universales

de París de 1878 y 1879.

Ambos marquesados se inspiraron en el modelo bordelés y plantaron las

variedades clásicas francesas cabernet sauvignon y merlot. Sus vinos pronto

alcanzaron precios inimaginables entonces en la región. Asimismo, ayudaron

a viñadores que no tenían las mismas facilidades para conseguir cepas

importadas, al tiempo que estos descubrían que las variedades locales

tradicionales, en particular la tempranillo, daban resultados excelentes con los

nuevos métodos.

A lo largo de los siglos xix y xx, Rioja se ganó un puesto indiscutible entre

los mejores viñedos de España. En 1925 constituyó la primera denominación

de origen de España, y en 1991 la primera denominación de origen calificada,

sometiéndose, por tanto, a la reglamentación más rígida y exigente del país.

Al igual que Burdeos, Rioja produce una amplia gama de vinos, que abarca

desde el vino joven hasta el gran reserva criado durante años en barrica de

roble, e incluye toda una paleta de vinos blancos, rosados y espumosos.

Las regiones

La Rioja vinícola se extiende sobre una superficie de más de 60 000 ha, con

una producción media de 1 400 000 hl. El rendimiento máximo autorizado es

de 70 l de vino por cada 100 kg de uva vendimiada.

Con el río Ebro como eje, Rioja ocupa una franja que va, de oeste a este,

desde Cellorigo, San Millán de Yécora y Leiva (en la comunidad autónoma de

La Rioja), hasta Alfaro y Valverde. La región está surcada por siete afluentes

del Ebro: Tirón, Oja, Najerilla, Iregua, Leza, Cidacos y Alhama, que forman

valles secundarios en los que se enclavan las viñas.

Está dividida en tres subzonas vitivinícolas —Rioja Alta, Rioja Baja y Rioja

Alavesa—, cada una con sus peculiaridades y personalidad propias, derivadas

de las distintas composiciones y orígenes de los suelos, así como de las

diferencias climáticas. Los métodos de cultivo y elaboración, aun siendo

comunes, también ofrecen particularidades.

La Rioja Alavesa está situada al norte del Ebro. Ella y la Rioja Alta están

consideradas las dos subzonas de más calidad y donde están implantadas las

principales bodegas; ambas se asientan sobre unos suelos de origen

miocénico, poco erosionados, aunque la zona alavesa tiene un componente

dominante de tipo arcilloso-calizo, mientras que la Rioja Alta es básicamente

de tipo aluvial y arcilloso-ferroso.

El clima es continental, con influencias mediterráneas, algo más cálido que

el de la Rioja Alta, ya que está protegida de los fríos excesivos por la sierra de

Cantabria. Tiene un invierno corto y un verano templado, y sus viñas se

extienden por laderas bien expuestas al sol.

Como en el resto de Rioja, la cepa más cultivada es la tempranillo, que

aquí da vinos fragantes, abiertos de color, más ligeros que en la Rioja Alta,

muy adecuados para la mezcla con otras variedades. Es la tierra por excelencia

del vino joven de cosechero, elaborado por pequeños viticultores. Son vinos

producidos según la técnica tradicional de maceración carbónica, en la que las

uvas fermentan en tanques cerrados sin prensado alguno. Estos vinos

presentan una extraordinaria frutosidad, con aromas de grosella y frambuesa.

No tienen la imagen comercial de sus primos lejanos, los beaujolais nouveaux,

pero los alaveses, más suaves y finos, ganan en estructura y taninos. No faltan,

sin embargo, los reservas ni los grandes reservas.

Aquí se asientan algunas de las bodegas más prestigiosas y con una

historia más relevante en Rioja, como la del Marqués de Riscal, otras que

simbolizan las nuevas generaciones y la modernidad, y por último las de

carácter más familiar que han llevado a un alto nivel de calidad el vino de

cosechero.

La Rioja Alta ocupa los territorios comprendidos entre Haro y Logroño,

situados al sur del Ebro, excepto la zona norte de Briones, donde cruza el río

dividiendo en dos la Rioja Alavesa. Sus municipios más importantes son

Ollauri, San Asensio, Cenicero, Nájera y Fuenmayor.

Tradicionalmente, la Rioja Alta, que representa algo más del 40% del

viñedo total de Rioja, ha sido la subzona más privilegiada de la

denominación, tal vez por el enorme empuje comercial ejercido por Haro.

Sus vinos, de marcada personalidad, ofrecen diversas variaciones y

cualidades: son más intensos en San Vicente de la Sonsierra, de colores más

suaves en Haro, equilibrados en Cenicero y Fuenmayor, y más leves en

Cuzcurrita. Sin embargo, los productores se esfuerzan para dotar a sus vinos

de una personalidad distinta cada año y sacar así el mayor provecho a todas

las variedades de sus viñedos.

La Rioja Baja ocupa la parte sureste de la región y desciende hasta cerca

de 300 m de altitud. Situada mayoritariamente en la comunidad autónoma de

La Rioja, abarca también sectores vitícolas de Navarra. Posee unas

características vinícolas muy diferenciadas según la zona, lo que viene

determinado por los diversos afluentes del Ebro que la surcan.

Los suelos aluviales abundan en la Rioja Baja, expuesta a los vientos

cálidos del sureste, mientras que las heladas de primavera y otoño —

peligrosas en la Rioja Alta— no suelen darse en sus viñedos, con lo que ofrece

cosechas más constantes.

LMV